EL DRAMA DE LOS REFUGIADOS

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Lo normal es que una persona quiera vivir en el país en el que nació, donde está su familia, en la que se habla su lengua y tiene las costumbres que ha aprendido y la religión que profesa. Pero esta situación no es posible para decenas de millones de personas, que se ven obligadas a huir. No a marcharse, sino a huir, porque la situación en su país es insostenible: persecución política, guerras, ataques étnicos…

Para asegurar que estas personas puedan pedir protección internacional y solicitar asilo en otros países, está la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados en 1951, que se creó ante las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial. Pero este drama no quedó allí, con el fin de la guerra y la aprobación de este estatuto.

Por desgracia, la crisis de los refugiados no cesa; es más, crece año a año; incluso más a niveles superiores a los de los desplazados por la Segunda Guerra Mundial. En la actualidad, 68.5 millones de personas se ven obligadas a huir de sus países por la situación política o conflictos bélicos, según los últimos datos del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

Es decir, una de cada 110 personas en el mundo es refugiada, desplazada interna (que se mueve dentro del territorio de su país a otra zona distinta a su residencia) o busca asilo fuera de sus fronteras. Y esta situación es más dramática aún si cabe porque el 52 % de los refugiados son niños.

Principales países de origen de refugiados:

  • Siria: la guerra que sufre este país es una de las más sangrientas, por lo que sus habitantes escapan a países cercanos como Turquía, Jordania o el Líbano; pero también hay desplazados internos y quienes han huido a sitios más lejanos. Se estima que ya hay sirios repartidos en 125 países.
  • Afganistán: tras la guerra de Afganistán, los afganos siguen escapando de la violencia de los grupos talibanes y han huido principalmente a Pakistán. También los que pueden van a Turquía o, incluso, India.
  • Sudán del Sur: la guerra civil que comenzó en el año 2013 entre dos etnias (dinka y nuer) hace que se sitúe entre los principales países de origen de refugiados.
  • Myanmar: la violencia que estalló en 2017 obligó a casi un millón de personas de una minoría musulmana cuya nacionalidad no reconoce el estado (los rohinyá) a huir a Bangladésh.
  • Somalia: la inseguridad ante el grupo armado que controla gran parte del país (Al Shabaab) y la escasez alimentaria son los principales motivos que aluden los refugiados somalíes para salir de su país. Pero también el cambio climático, con una sequía continua, dificulta la permanencia en el país. Somalia alberga una de las mayores y más duraderas crisis de refugiados, según ACNUR.
  • República Democrática del Congo: la violencia y los disturbios éticos y políticos han llevado al desplazamiento de muchos congoleños. A ello se suma un repunte de casos de cólera, presente en 21 de las 26 regiones del país. Su población huye a países africanos vecinos.

Pero la lista no acaba ahí… También escapan como pueden de sus países ciudadanos de lrak, Yemen, República Centroafricana, Nigeria, Burundi, Mali y, algo más recientemente, de Venezuela –por la crisis económica y humanitaria del país, con hiperinflación y escasez crónica de productos–.

Los tres principales países de destino son Turquía, Pakistán y Uganda, por su ubicación próxima a zonas en conflicto. Sin embargo, los cuatro países con más solicitudes de asilo son Estados Unidos –principalmente de refugiados de Guatemala, Honduras y El Salvador–, Alemania, Italia y Turquía.

Los países ricos acogen pocos refugiados

No obstante, esa ayuda que reclaman quienes escapan de sus países en muchas ocasiones no llega. Al sufrimiento que supone tener que dejar su país, huir en condiciones pésimas –muchas veces a pie o en embarcaciones ruinosas por el mar– y llegar a un país que no es el suyo, en el que no hablan su idioma o, incluso, que puede tener costumbres muy diferentes, se añade el drama de no hallar el refugio o asilo que se solicita. Incluso, a ser rechazados por los ciudadanos del país de acogida.

Aunque las organizaciones humanitarias reclaman ayuda internacional para paliar la crisis de los refugiados de raíz, es decir, arreglar la situación en su país de origen, también piden que se acoja a quienes huyen a otros países. Sin embargo, los países que reciben refugiados no siempre les reciben con los brazos abiertos. Y lo más triste es que los menos solidarios parecen ser los países ricos.

Los seis países más ricos del mundo acogen a menos del 9 % de la población refugiada a nivel mundial, según un informe de Oxfam Internacional. Según sus datos, casi el 84% de los refugiados se ha establecido en países pobres, con dificultades para satisfacer las necesidades de sus propios ciudadanos e, incluso, con riesgo de desestabilizarse.

 

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