La salud bucodental, en ocasiones, se ve alterada por cuestiones no vinculadas a los hábitos de higiene. Hay factores como los genéticos que pueden trastocar, por ejemplo, la colocación de los dientes, la mordida y otros aspectos de la salud, como la alimentación o el habla. Es el caso de alteraciones en el frenillo, lingual o labial.
El frenillo es una banda de tejido que une la lengua al paladar (frenillo lingual) o el labio (superior e inferior) con la encía. Hay casos en los que el frenillo es excesivamente grueso o demasiado largo o corto. Estas alteraciones tienen un origen genético, por lo que no se pueden evitar, únicamente, en el caso de que sea necesario, tratar.
Tipos de alteraciones en el frenillo.
Las alteraciones genéticas en el frenillo son diferentes y tienen distintas consecuencias según el frenillo afectado.
Así, en el tejido que une el labio superior a la encía puede suceder lo siguiente:
- Frenillo labial superior más largo de lo normal (hipertrofia): cuando la longitud del frenillo labial superior es excesivamente larga, suele impedir que los incisivos superiores se junten. El tejido se introduce entre ambos dientes, generando un hueco excesivo (diastema interincisal). Así, provoca un problema más que nada estético. También hay veces que dificulta una correcta higiene, con posible inflamación de la zona, y puede incluso alterar la mordida. Puede haber varios grados: el frenillo tiene poca o ninguna inserción visible; se inserta sobre el borde de la encía; se inserta en el borde de la encía o en el paladar duro, justo detrás de donde erupcionarán los dientes.
- Frenillo labial superior demasiado corto: cuando la membrana que une el labio superior a la encía es más corta de lo normal, suelen aparecer problemas en el habla (pronunciación de letras como b, p, m…), dificultad a la hora de cerrar los labios y respirar o la lactancia materna. En general, las alteraciones en el frenillo del labio inferior suelen tener menos consecuencias negativas.
En el caso del frenillo lingual, la alteración más común es que sea demasiado corto y grueso. Así, cuando esta banda que une la lengua a la parte inferior de la boca es excesivamente corta y gruesa (anquiloglosia), se presentan dificultades para mover la punta de la lengua. Como consecuencia, pueden surgir alteraciones en la lactancia en el caso de los bebés y del habla o la pronunciación cuando son niños mayores. Esta anomalía genera pocos casos de niños con dificultades con el desarrollo de los dientes o la deglución.
¿Cuándo se deben tratar las anomalías en el frenillo?
Aunque en muchas de las alteraciones que puede presentar el frenillo no hace falta tratamiento porque sus consecuencias no son graves, en otros casos, hay que solucionar la anomalía. Incluso, muchas veces, lo que parece una anomalía a los 4 años, se corrige con el crecimiento y desarrollo del resto de la estructura bucodental y la erupción de los dientes definitivos con el paso de los años.
De hecho, se estima que la diastema intersincisal es normal en el 98 % de los niños entre 6 y 7 años. Sin embargo, sólo a afecta al 7% de los adolescentes de entre 12 y 18 años. De esta forma, el frenillo labial superior será susceptible de intervención quirúrgica cuando, a pesar del crecimiento del niño, mantenga la separación de los incisivos centrales.
También se suele operar cuando provoca un pliegue del labio hacia afuera o hacia adentro. Una tercera opción es que el frenillo dificulte la retención de prótesis dentales en pacientes de edad avanzada o se produzca irritación en el frenillo cuando se usa la protésis.
En el caso de que sea necesaria la corrección de esta anomalía, suele ser una intervención bajo anestesia local y de forma ambulatoria cuando el niño tiene entre 5 y 6 años. Si el paciente es menor, es mejor realizarla con una pequeña sedación. Esta cirugía menor, llamada frenectomía, consiste en la resección del tejido entre los dos incisivos y extirpación del tejido fibroso para liberar el labio superior.
Labio superior
Por su parte, las anomalías en el frenillo del labio inferior se suelen corregir cuando produce retracción de la encía porque el labio genera una fuerte tracción. También se suele solucionar quirúrgicamente si provoca enfermedad de las encías (gingivitis) por la dificultad de llevar una higiene bucal adecuada.
Labio inferior
Por lo general, las alteraciones en el labio inferior suelen tener menos consecuencias que las del frenillo del labio superior. Si fuera necesario intervenir, esta frenectomía es muy sencilla. También puede hacerse un injerto de encía si se ha producido retracción. En ocasiones, suele ser necesario un tratamiento de periodoncia o curetaje para sanear las encías afectadas por enfermedad periodontal o gingivitis.
Frenillo lingual
En el caso de anomalías del frenillo lingual, hay especialistas que optan por esperar a ver cómo evoluciona con el crecimiento del niño y otros que son más partidarios de su corrección inmediata. En todo caso, el tratamiento suele ser quirúrgico (frenotomía –con o sin anestesia de forma ambulatoria– o frenuloplastia –cuando necesita reparación adicional o cuando el frenillo es excesivamente grueso para la cirugía anterior).