Caries, inflamación de encías, flemones, rotura de dientes… son los problemas más conocidos y frecuentes en la cavidad bucodental. Pero hay otros muchos que son menos conocidos y más dolorosos, problemáticos y difíciles de tratar. Es el caso de la herpangina, una enfermedad provocada por virus que genera dolorosas protuberancias parecidas a ampollas en la boca, generalmente en la parte trasera de la garganta y en el cielo de la boca.
Normalmente, es una enfermedad que afecta más a niños (entre 3 y 10 años) y principalmente en las estaciones de verano y otoño, siendo el contagio de unos niños a otros la vía de infección. El niño que padece este tipo de virus suele presentar mucha fiebre, y puede padecer también otros síntomas como dolor de cabeza, garganta, babeo, disminución del apetito, inflamación de los ganglios linfáticos, dolor de cuello, vómitos y fatiga en general.
Pero, como hemos dicho, las lesiones bucales de la herpangina en la zona de la amígdala, el paladar blando, la úvula y la lengua, son únicas, por lo que permiten un diagnóstico simplemente con un examen físico. Estas úlceras se caracterizan en su mayoría por ser de color blanco o blanco-grisáceo con el borde enrojecido.
Aunque la enfermedad suele desaparecer al cabo de una semana, es muy molesta para el paciente. Además, puede llevar a la deshidratación, ya que, las dolorosas aftas de la boca hacen que los niños no quieran ni comer ni beber.
Los cuidados en casa, fundamentales
Por lo tanto, son muy importantes los cuidados y tratamientos de los afectados. En función de la edad, la salud general y el historial médico del niño, así como la gravedad de la patología y la tolerancia del menor a los medicamentos, se pautará el tratamiento.
En general, el objetivo terapéutico para la herpangina es ayudar a disminuir la gravedad de los síntomas. Para ello, suele ser recomendable:
- Paracetamol o ibuprofeno para bajar la fiebre y las molestias.
- Aumentar la ingesta de líquidos, por ejemplo, de lácteos muy fríos. También puede aliviar el dolor de las llagas hacer gárgaras con agua fría o tomar polos con sabor a frutas.
- La dieta debe ser blanda para no empeorar el malestar provocado por las úlceras.
- Se desaconsejan las bebidas calientes y los cítricos o los zumos de frutas. Se debe evitar también la ingesta de zumos de frutas por su acidez, que suele irritar las llagas de la boca; así como los alimentos picantes y fritos.
- Los anestésicos tópicos también pueden aliviar el dolor de las úlceras.
- Realizar una buena higiene bucal, con cepillos dentales suaves.
Finalmente, para evitar la propagación a otros miembros de la familia y a otros niños, es muy importante el lavado de manos adecuado, tanto del niño afectado como de sus cuidadores.